Por qué nunca deberías irte sin despedirte de tu bebé.
Aunque tu bebé aún no hable, ni entienda el paso del tiempo como tú, sí percibe las rutinas, los gestos y, sobre todo, tus emociones. Por eso, despedirte cada vez que te vas, aunque sea por un rato, es un acto de amor y confianza. Algunas personas creen que es mejor irse “a escondidas” para evitar que el bebé llore o se angustie. Pero en realidad, eso puede generarle más inseguridad, ansiedad e incluso desconfianza. La transparencia, la calma y la repetición son claves para que tu bebé aprenda a manejar las separaciones con seguridad emocional.
VÍNCULO AFECTIVO


La permanencia del objeto: una gran conquista
Desde los 6 a 8 meses, los bebés comienzan a entender que las personas y las cosas siguen existiendo aunque no las vean. Esto se llama permanencia del objeto y es fundamental para que puedan sobrellevar las despedidas sin sentir que mamá o papá desaparecen para siempre.
¿Cómo acompañarlo en esta etapa? Con amor, rutinas… y palabras sencillas.
Aquí te dejamos algunos consejos, acompañados de ejemplos reales para que puedas aplicarlos con facilidad:
Siempre despídete de tu bebé.
Aunque esté distraído jugando, tómate un momento para decirle que te vas.
Ejemplo: “Amor, mami va al mercado y vuelve antes de que tomes la siesta, ¿sí? Te dejo con la abuela, te amo.”
Nunca te vayas a escondidas.
Puede parecer más fácil, pero luego se sentirá confundido o angustiado al no verte más.
Ejemplo: En lugar de salir corriendo cuando él no está mirando, agáchate, míralo a los ojos y dile con calma que te vas, aunque te cueste.
Explícale lo que harás y cuándo volverás.
Tu bebé entiende más de lo que imaginas, especialmente el tono de tu voz y la seguridad con la que hablas.
Ejemplo: “Voy al trabajo, vuelvo cuando termines tu merienda.”
Usa referencias temporales sencillas.
Evita decir “vuelvo en dos horas”. Mejor usa momentos de su rutina como referencia.
Ejemplo: “Vuelvo después de tu siesta” o “Cuando termines de jugar con los bloques, mami ya estará aquí.”
Recuérdale que siempre cumples lo que dices.
Eso le da confianza y refuerza su seguridad.
Ejemplo: “¿Viste que te dije que volvía después de la merienda? Aquí estoy, como siempre.”
Cumple lo que dices.
Es muy importante que respetes lo que prometiste. Eso le ayuda a sentirse protegido.
Ejemplo: Si le dijiste que volverías antes de dormir, asegúrate de estar allí para su rutina de sueño.
Dale muchos abrazos y besos cuando regreses.
El reencuentro también es parte de la rutina. Que sepa que siempre vuelves… y con amor.
Ejemplo: “¡Mi amor, mami volvió! Te extrañé mucho, ven que te doy un abrazo grandote.”
Recuerda…
Despedirte no es solo decir “adiós”, es enseñarle a tu bebé a confiar. A entender que aunque te vayas, siempre vuelves. Que puede estar bien sin ti, porque sabe que tú siempre regresas.
Y ese aprendizaje, aunque empiece con una simple frase, lo va a acompañar toda la vida.
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